·ESPELEOLOGÍA
Algo pasa ahí
abajo
El grupo Satorrak lleva 30 años dedicado al
estudio del subsuelo

javier leoné - Pamplona
Resulta
complicado hablar de una disciplina tan desconocida como la
espeleología. Por eso, para saber algo más de esta modalidad
deportiva (también científica), qué mejor manera de investigar
que acercándose a aquellos que la practican. El grupo Satorrak
de Pamplona cuenta con una dilatada experiencia de casi 30
años en el mundo de la espeleología. Así que, aprovechando la
presencia de uno de sus fundadores en su sede, sita en la
calle Descalzos de la capital navarra, no hay más que lanzarse
a preguntar, porque respuestas hay muchas.
En toda construcción, lo mejor es iniciar la casa por los
cimientos, por lo que lo más conveniente es plantear la
primera y fundamental cuestión a un experto: ¿Qué es la
espeleología? Dice el diccionario de la RAE que se trata de la
"ciencia que estudia la naturaleza, el origen y formación de
las cavernas, y su fauna y flora", una definición que no se
aleja mucho de la opinión de Iñaki Ortillés, uno de los
fundadores de Satorrak: "Para nosotros, la espeleología se
centra en satisfacer nuestra curiosidad. Sobre la tierra, sólo
los ciéntificos, los astronautas, los submarinistas y unos
pocos más pueden descubrir cosas nuevas. Pero debajo del suelo
sí que quedan cosas por descubrir".
Algo más que un deporte
Desde Satorrak, aseguran que, para ellos, en la
espeleología "es más importante el componente ciéntifico que
el deportivo. Pero como es una actividad tan dura, te obliga a
prepararte físicamente".
Y antes de seguir relatando brevemente la historia de
Satorrak y sus logros, parece más lógico hablar de sus
objetivos. Víctor Abendaño, uno de los componentes del grupo,
advierte de que se trata de un sociedad sin ánimo de lucro ni
de batir récords y redunda en la misma cuestión que Ortillés:
"Nos dedicamos a esto con dinero de nuestro propio bolsillo y
con el único objetivo de hacer las cosas bien y satisfacer
nuestra propia curiosidad". Pero también se preocupan por el
futuro de un deporte minoritario. Dice Abendaño que sólo hay
unos 50 federados en toda Navarra y que les gustaría que la
gente joven o interesada en esta disciplina se acerque a
Satorrak para asegurar la continuidad del grupo y ofrecer
facilidades para ello.
Un poco de historia
La historia de Satorrak tiene su origen allá por el año 72,
cuando un joven de unos 16 años, Iñaki Ortillés, conoció a
Fernando Ciarra en un club juvenil. A ambos les seducía la
idea de buscar simas y cuevas tanto que comenzaron a
encontrarlas y, posteriormente, a estudiarlas. Y les resultó
tan divertido y curioso que fueron más allá, hasta que en 1974
decidieron ponerse un nombre, Satorrak (topos en euskera), y
formalizaron, por decirlo de alguna manera, su situación.
"Es una disciplina miserable y dura, pero te seduce conocer
qué pasa bajo la tierra", explica Ortillés. Y poco a poco
fueron conociendo a gente que se animó a practicar la
espeleología junto a ellos. "Unos se apuntaron y lo dejaron; y
otros vinieron y siguieron", asegura Ortillés, que se afana
por aclarar la concepción de este deporte: "Pasas auténticas
miserias, pero es un deporte de equipo. Bajo tierra, solo no
eres nadie. Antes de entrar en una sima debes tener bien claro
que entras con un grupo y debes salir con tus compañeros". Es
decir, una filosofía aplicable a la vida cotidiana.
En el Guiness
Son muchos los logros que ha conseguido Satorrak. Por citar
alguno, este grupo tuvo el honor de descubrir en Larra la que
en su día fue la segunda sima más profunda del mundo (ahora ha
pasado a ser la décima) y en Amutxate (Aralar) dieron con el
yacimiento de oso de las cavernas más importante de
Europa.
Una de las anécdotas que recuerdan con humor tiene relación
con el descubrimiento de Larra. Aquel hito, logrado en 1981,
les reportó el honor de entrar en el Guiness ocho años más
tarde (1989). Pero ni se enteraron. La noticia de que habían
batido un récord mundial les llegó en 1995, cuando un amigo
encontró el dato en el citado libro. Pero no le dan (ni se
dan) demasiada importancia.