Aralar siempre fue terreno de aventura espeleológica para el Satorrak, ha sido testigo de largas jornadas entre estrechuras, humedades, fríos y por supuesto, muchas satisfacciones. Pero como toda relación tienen sus altibajos y últimamente no le hacemos mucho caso, que mejor forma para volver que una de sus clásicas simas en los rasos de Albi.
Desde Lekumberri, después del tradicional almuerzo de plato, observamos con reservas la intensa lluvia que cae y cubre toda la sierra. Tras unos minutos comentando lo acogedor del hogar propio, arrancamos sabiendo lo que nos espera arriba.
Rápidamente nos dirigimos a la sima con la persistente lluvia sobre nosotros. Más o menos los recuerdos nos llevan en buena dirección después de tantos años, pero la ayuda del gps no puede faltar.
Las estrechuras comienzan desde el principio, avanzamos por una grieta en pendiente que a los 5m da con dos pequeñas verticales de 2m con sus correspondientes pasos, que pondrán las cosas difíciles a los cuatro fondones satortxos (no hay más que ver cómo nos lo pasamos en la salida).
Comienzan los trabajos donde lo dejamos hace años. Tras picar y quitar muchas piedras, conseguimos ampliar lo que parecía imposible, pudiendo sortear el paso que da a un pozo amplio en forma de meandro enlazando con otro de 20m muy amplio, aquí las dimensiones cambian y se conecta con otro pozo de 10m donde se vuelve a cerrar en meandro. Visualmente se ve fácil continuidad, además de escucharse una corriente de agua en el fondo y amplitud.
Hay que destacar que podríamos estar conectando con el rio de la sima de Guardetxe, posiblemente se haya sorteado el sifón final, pero esto son suposiciones que habrá que comprobar en futuras visitas.
Participantes: Arturo, Jaime, Txomin y Torra.