Llega el verano y unos lo dan todo en San Fermín, otros respiran aire fresco en el Piri y otros se tiran en la playa a ponerse morenitos, pero… toca volver a la normalidad y ponernos todos morenitos de barro haciendo un poco de espeleo.
Después de la salida con nuestros amigos del Baztán, Jon está con ganas de acompañarnos en una de las zonas que estamos explorando, así que vamos para Larrazpil a terminar una de las tareas pendientes que tenemos hace tiempo.
Todo empieza fenomenal, almorzamos tranquilamente, paseíto hasta la sima, un bonito pozo de 25m, una sala amplia pero…. Llega el momento en el que nos tenemos que poner a revisar y topografiar la zona que se quedó pendiente hace tiempo. Y diréis: ¿por qué se quedó pendiente???
Pues como os podéis imaginar no era una galería enorme con formaciones, un lago y todas estas cosas con las que sueña un espeleólogo.
Para empezar una rampa de barro que te quedas modo croqueta para todo el día, un pequeño pasamanos por un desfondado, un pozo en una diaclasa estrecha que te agujerea el buzo, una rampa de roca que se mueve todo conforme pasas y un pozo lleno de aristas que termina en…. un tapón de barro viscoso que te engulle y no te deja sacar las botas.
¡Que estamos en navarra! si no hay barro y pasos estrechos la espeleo no tiene gracia.
Las horas se pasan volando en la sima y nos queda salir de este maravilloso barro haciendo topo y desequipando, así que manos a la obra.
Salimos a la calle con los últimos rayos de luz pero contentos con el trabajo hecho y como dice un tarao del grupo a lo Raphael: ¡Un gran día de espeleooooo!
Participantes: Jaime, Ainhoa y Jon.